(...)" Por ello, tan pronto mi edad me permitió salir del dominio de mis preceptores, abandoné completamente el estudio de las letras, y resuelto a no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o bien en el gran libro del mundo, empleé el resto de mi juventud en viajar, en ver cortes y ejércitos, en tratar gente de diversos humores y condiciones, en recoger varias experiencias, en ponerme a mí mismo a prueba en los casos que la fortuna me deparaba y en hacer siempre tales reflexiones sobre las cosas que se me presentaban, que pudiera sacar algún provecho de ellas. Pues parecíame que podía encontrar mucha más verdad en los razonamientos que cada uno hace sobre los asuntos que le importan y cuyo resultado será su castigo si ha juzgado mal, que en los que hace en su gabinete un hombre de letras sobre especulaciones que no producen efecto alguno y ningún resultado pueden darle como no sea el de inspirarle tanta vanidad cuanto más se aparten del sentido común, puesto que habrá tenido que emplear mucho más ingenio y artifico para intentar hacerlas verosímiles. Y siempre tenia un inmenso deseo de aprender a distinguir lo verdadero de los falso para ver claro en mis acciones y andar con seguridad en esta vida.
Cierto es que, mientras no hice más que estuidar las costumbres de los demás hombres, apenas encontré en ellas nada seguro, y advertía casi tanta diversidad como la que había advertido antes entre las opiniones de los filósofos. De suerte que el mayor provecho que saqué de esto fue que -al ver varias cosas que a pesar de parecernos muy extravagantes y ridículas no dejan de ser comúnmente admitidas y aprobadas por otros grandes pueblos- aprendí a no creer con demaisada seguridad en las cosas de que solo el ejemplo y las costumbre me habían persuadido; y así me libré poco a poco de muchos errores que pueden ofuscar nuestra luz natural y hacernos menos capaces de comprender la razón. Mas después de haber empleado algunos años estudiando en el libro del mundo y tratando de adquirir alguna experiencia, tomé un día la resolución de estudiar también en mí mismo y de emplear todas las fuerzas de mi espítitu en la elección del camino que debía seguir. Lo cual me dio mejor resultado, según creo, que el que pude obtener alejándome de mi país y de mis libros. "
René Descartes
Discurso del Método
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